thundercat

Hay que ver que este hombre no nos hace caso. Si con la publicación de su anterior (y fenomenal, aunque…) ‘Drunk’ nos quejábamos de que los árboles no dejaban ver el bosque, o sea, que 23 temas en 51 minutos como que no (al menos para una propuesta como la suya), pues viene el tío (casi) con más de lo mismo y en este ‘It Is What It Is’ mete 15 canciones en 37 minutos. Y, claro, o te enfadas (otra vez) o te avienes a comerte este menú degustación de tapas imaginando cómo serían los platos, porque está claro que no hay otra: Stephen Bruner es un genio hiperactivo (su cerebro debe de funcionar como sus dedos al bajo) multitarea y probablemente bastante disperso, que está de momento más interesado en disparar ráfagas que cañonazos, así que, como lo suyo es de una naturaleza celestial, conviene plegarse y rendirle el tributo que merece.

En ‘It Is What It Is’ la exigencia de calidad (en fondo, forma y producción, de la mano otra vez de su bro Flying Lotus) es extrema y se nota, como se notan también la horas de proceso en la mesa de mezclas. Por otra parte, la nómina de colaboradores e invitados es francamente envidiable: Kamasi Washington, Steve Arrington, Childish Gambino, Louis Cole o Steve Lazy, entre otros, forman una alineación de virtuosos (que, por cierto pueden aparecer en un disco de Solange o Kendrick Lamar, llevar una carrera exitosa y hasta -alguno- un ministerio religioso) hoy por hoy prácticamente inigualable. Y finalmente, en esta ocasión (contradiciendo en cierta medida nuestra tesis de las ‘tapas’), podemos decir que hay un proyecto musical claro, un concepto estético definido y hasta un mensaje (ese, poco optimista, cierto es).

Si definimos el disco como funk psicodélico retrofuturista setentero y un poco gamberro con un arranque casi abstracto (como con un cartel de ‘cuidado con el perro’) que incorpora una buena carga jazzística con un bajo (Bruner) y un saxo (Washington) verdaderamente de otra dimensión, lo mismo sales corriendo. Pero si te digo que, cuando el disco se abre, por encima de toda esa fantástica maraña sónica hay sobre todo soul y el espíritu de Stevie Wonder (otra vez) lo sobrevuela todo como Campanilla, lo mismo esto empieza a pintar de otro color.

‘It Is What It Is’ forma, junto con su antecedente (ahora sí, ahora sí) un monumento sonoro que no solo hay que escuchar, sino explorar durante horas hasta que tengas la sensación de que vives en él. Como los grandes discos de jazz (que son el otro gran referente) este disco solo lo puedes hacer tuyo si dejas que te albergue.

por El Poleo