Es un lujo tener a Paul Weller y lo ha sido desde 1977 cuando apareció con The Jam. En ninguna etapa de su carrera ha flojeado como para decepcionarnos y es un privilegio que sea un poquito nuestro y que sea siempre una referencia de calidad, de madurez y, sobre todo, que desde que empezó su carrera en solitario en los 90 se haya erigido suavemente en autoridad musical y que su ascendencia sea indiscutida sobre cualquier músico que intente ir cerca o detrás de sus planteamientos estéticos. Por eso es siempre noticia y hasta un acontecimiento que Weller saque disco y procuramos acercarnos a lo suyo nuevo con una golosa mezcla de curiosidad, seguridad y devoción.
Y, claro, lo ha vuelto a hacer, pero esta vez a lo grande, con un disco que está perfectamente a la altura de aquella maravilla de hace doce años que se llamaba ’22 Dreams’.
‘On Sunset’ es un disco aparentemente ambicioso y por momentos (intro y outro) operístico, cuya principal virtud se halla justo detrás de los cortinajes con que The Modfather lo ha querido vestir (y bien por él): porque una vez que entras en harina y te topas con temas como ‘Village’, ‘Old Father Tyme’ o la luminosa ‘On Sunset’, te das un festín sónico que ahora mismo muy pocos músicos de la generación de Weller o de cualquier otra pueden ofrecerte, y decimos sónico por no entrar en metáforas y sinestesias, porque las sensaciones cuando lo escuchas (y da igual lo que estés haciendo) son abiertamente orgánicas.
En cuando a influencias y referencias, si bien es cierto que el antecendente inmediato del disco es el propio Weller en su época de Style Council y eso nos lleva a un soul elaborado a la manera de Curtis Mayfield y también al rhythm and blues a la manera de Van Morrison (‘Baptiste’), no es menos cierto que la herencia del pop es la otra columna en la que se apoya el disco, de los Beach Boys a los Kinks, y de los Beatles a Bowie.