La primera gran cosa de este año es un disco de 8 + 1 canciones compuestas y cantadas con una peculiar voz entre aguda y áspera por una chica desconocida que hasta hace un par de años era una aspirante indie bastante sosa, pero -mira tú lo que pasa- le ponen unos cuernos de aquel tamaño, se le despierta el soul que llevaba dentro y florece insospechadamente una estrella del brillo de Dusty Springfield o Karen Carpenter sin anorexia.
Pero como los milagros casi que no existen, debemos mencionar, que, si bien las canciones no están nada mal, no serían de ninguna manera lo grandes que son sin el exquisito trabajo de producción de Trey Pollard y Matthew E. White (Spacebombs Records), heredero de lo mejor de lo mejor de Stax y del Sonido Philadelphia. Y, por cierto, como el disco llevaba ya dos años grabado y no han tenido medio de sacarlo hasta ahora, a Natalie le ha dado tiempo de componer canciones para otros dos o tres y las tiene preparadas y calentando motores. En la web del sello anuncian su gira. Viene a Europa dos veces este año. No, a España, no.