Desde la década de 1990 después de Jesucristo, toda la música afroamericana está ocupada por los raperos. ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles amantes del soul resiste todavía y siempre al invasor. Así, en esos años tenemos nombres como Raphael Saadiq, D’Angelo, Erykah Badu y Lauryn Hill. Y ya en los 2000 tenemos a Macy Gray, India Arie o Alicia Keys. La aldea tiene el nombre de neo-soul, pero lamentablemente no representa casi ningún peligro para los campamentos raperos de East Coast, West Coast, Gangsta Rap o Dirty South.
Todo lo anterior viene a cuenta de que en este momento el Billboard americano recoge un acontecimiento: el número uno de la lista de r’n’b (donde se mezcla desde Beyoncé a Lil Wayne, pasando por los Black Eyed Peas) está ocupado por BLACKsummers’night de Maxwell, uno de los líderes fundadores de la aldea arriba aludida y que, tras ocho años de silencio, anuncia este trabajo como el primero de una trilogía.
El disco –para qué nos vamos a engañar- no es nada excepcional y en ocasiones es una muestra más de ese “soul de dormitorio” que viene en los últimos años ocupando el único nicho del que no pueden apropiarse 50 cent o Rihanna: el de la balada susurrante (a veces en falsete) que habla de complejas relaciones sentimentales.
Pero tiene además algunos temas de gran altura, donde Maxwell demuestra que no es sólo fiel a una tradición legendaria, sino que está –por momentos- a la altura de los grandes. Eso sí, sin abandonar jamás los medios tiempos.
Esperemos que la continuación de la trilogía confirme los mejores augurios y alguna que otra victoria como ésta sobre los raperos usurpadores.
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