Hoy, que es el día de los inocentes, tengo que confesar que la portada de este disco me la jugó. Y bien. Porque donde vi una macarrada hip-hop al uso no fui capaz de ver la parodia y, para mayor escarnio, tengo que admitir que ni siquiera me picaron la curiosidad ni las numerosas buenas críticas que el bueno de Genesis iba recibiendo desde su estreno allá en el lejano mes de marzo.
Kofi Owusu-Ansah tiene 22 años, nació en Ghana y se lo llevaron a Australia con 2 años, a los doce descubrió a Kanye West (y gracias a Dios muchas cosas más) y su mente y su vida cambiaron para siempre. Después de West -aunque no sabemos en qué orden- llegaron Prince, Outkast, Janelle Monáe, Frank Ocean, Tricky y hasta Miles Davis. Kofi, con todo eso, empezó haciendo funky, pero se ve que enseguida tuvo prisa por hacerse mayor y en esa aventura se atreve ahora el muy insensato a trascender el universo de la música negra y adoptar tonos tan teóricamente ajenos que hasta canta a veces como un cincuentón blanco (‘Drown’, ‘A Song About Fishing’).
‘Smiling With No Teeth’ es un disco tan rico que probablemente (esta seguro que no) no haya crítica que le haga justicia, si acaso permitidme que añada algo que no he leído acerca de él: es un disco sexy y muy divertido, dos cualidades casi inencontrables en las producciones más señaladas de la música negra contemporánea. Así que como penitencia -si es que la debéis- os encarezco a que os dejéis acompañar días y semanas por Genesis e vayáis descubriendo todos los asombrosos rincones de este largo, fascinantes por sí mismos y por la escandalosa edad de su autor, que, si bien ha estado muy bien acompañado en la factura del álbum, no es menos cierto que se eleva por encima de los mejores créditos y se nos muestra como un autor excepcional. Medio en broma, The Guardian lo llamaba ‘el Prince australiano. Que así sea por muchos discos.