Adulto, pausado, cadencioso, casi ceremonioso, con toques de soul y jazz y una atmósfera peculiarísima, entre solemne y muy cinematográfica (excusa perfecta para esto), el nuevo disco de Tindersticks intenta ser algo más que un disco más en la por otra parte larga y excelente trayectoria de la banda.
La incorporación de voces femeninas (‘Hey Lucinda’, con la desaparecida Lasha de Sela, es escalofriante, por buena), la intepolación de pasajes acústicos, la autoexigencia que se trasluce en los distintos registros que desarrolla Stuart A. Staples, el vocalista, los arreglos de viento y la continua sorpresa (dentro de un orden) y el deleite que suponen para el oyente ir dejando pasar solemnemente los cortes del disco nos colocan ante la certeza de estar ante uno de esos trabajos a los que le cabe el honor de la generosidad y el orgullo de la grandeza.
https://www.youtube.com/watch?v=ZU4YIY6mia8