Con sólo un disco publicado –Wagonwheel Blues, 2008-, esta banda de Filadelfia casi se descompone tras la marcha de su co-líder Kurt Vile y dos componentes más, pero la otra personalidad fuerte del combo estaba ahí para algo. El año pasado, Adam Granduciel ya se estaba sobreponiendo al divorcio con un mini cd nada desdeñable –Future Weather– y hace unas semanas la banda ha publicado el primer largo de esta segunda era post-Vile, el estupendo Slave Ambient.
Esta expansiva y etérea mezcla y superposición de estratos sonoros, este shoegaze lisérgico con pinceladas folk que tiene los pies muy bien asentados en la tradición norteamericana es el disco que le gustaría firmar ahora mismo a Neil Young o a Bob Dylan o a otros tantos y es la prueba sónica de que el rock no agoniza y que sólo necesita un buen par de meneos para espabilar.