Ya no es extraño, pero no por ello es menos chocante, que días antes (cuando no son semanas) de que salga un álbum a la calle todo el mundo –interesado o no- lo haya escuchado. En concreto, este ‘Angles’ se filtró hace más de una semana en el P2P y al día siguiente estaba disponible en streaming en la web de la banda, así que consecuentemente hace días que tenemos formada una opinión, pero por un extraño y antiguo pudor nos la hemos guardado hasta hoy.
La carrera de The Strokes probablemente acabó casi cinco años, con ‘First Impressions Of Earth’, un disco que mostraba a las claras que se les había acabado la gasolina, que sólo podían usar ‘esa’ gasolina y que una banda que basaba su sonido y su éxito en parecerse (de manera estupenda) a otras bandas de otros tiempos no podía tener mucho recorrido.
Este cuarto disco,‘Angles’, no sería considerado un mal disco si no hubiésemos escuchado antes y disfrutado tanto con los mejores Strokes y, sobre todo y a diferencia de muchos otros grupos que no pasan del copia y pega, hubiésemos notado en cada repetida escucha que se divertían y excitaban con lo que estaban haciendo. Y, honestamente, si ‘Angles’ lo firmasen unos desconocidos de –pongamos- Vancouver, probablemente estaríamos hablando de un disco prometedor, pero The Strokes no son ya ni unos desconocidos ni una promesa y esto es lo que hay.
El tiempo pasa, los impulsos se agotan, aparecen nuevas querencias, la diversión es otra, pero el negocio aguanta; y esto último es probablemente lo que habrá llevado a Casablancas y a Hammond JR y a los demás a componer y grabar con bien distinta fortuna las diez canciones que integran ‘Angles’. Y entre ellas, como en democrática botica, tenemos un poco de todo. El cambio de época de referencia hace que se vengan un poquito más cerca, a los 80, con su poquito de funky (Machu Picchu) y sus sintetizadores (Games) y su mucho-mucho de The Cars (Two Kinds of Happiness o Taken for A Fool); un par de pelotazos para recordarle a personal de quién es este disco (Under Cover of Darkness y Gratisfaction); una inesperada torch-song un poco cargante (Metabolism), alguna castaña (You’re So Right), una lenta-pestiño (Call Me Back) y, al cabo, una más que notable sensación de frustración en el oyente, que no sabe sin pensar en un “quieren pero no pueden” o en un “pueden pero no quieren” o en un “podrían si quisieran” o en un “no podrían aunque quisieran” o en un…