Espabilados como pocos, los cuatro de Southend-on-Sea, van a década de referencia por disco. Fueron garage sesentero con el primero, protoelectrónicos (y guitarreros) setenteros con el segundo y ahora van a por los ochenta con el tercero (y a este paso, como les pasa a otros, en tres discos, van y se plantan en el presente) y, en esa década, optan -no sin sabiduría- por la estética acústica (y la, cargante pero efectiva, manivela sónica) de Simple Minds. El resultado es un disco de fácil y agradable escucha, lleno de guiños (francamente no sé si a la crítica cincuentona, a sus hermanos mayores o la loca de una hipotética tía Minnie, del cantante, que iría todavía con hombreras y permanente) pero de muy aceptable calidad. Como tantos otros, ‘Skying’, es muy buen disco, pero le falla la fecha.