Pocas bandas habrá en la historia del rock como The Coathangers, que se juntan para hacer unas coñas en una fiesta (dicen que no sabían tocar) y llevan ya más de trece años de trayectoria, una vida en la carretera y seis discos publicados. Y hace poco, cuando a una de ellas le pidieron que clasificase esos discos por preferencia, lo hizo en orden inverso: el último (este) el mejor.
Y probablemente lo sea, al menos parece más cuidado, racional y medido que otros trabajos anteriores -digamos- más desenfrenados, pero la esencia es la misma: la simplicidad. Y junto a ella el descaro, el humor, la crítica punzante y toneladas de garage y de punk prácticamente en estado puro.
Eso sí, no se disfrutan igual las canciones de este disco sin tener presentes los mensajes, pues sin piedad alguna atizan a todo bicho viviente, desde lo más concreto de la sociedad norteamericana (Trump, la Asociación Nacional del Rifle) a los supuestos estragos del capitalismo global, pasando por la adicción a los fármacos; y todo ello con una adictiva mezcla de rabia y humor en la actitud y tonos siniestros y coros angelicales en la producción.