Aunque el disco es de este año, estos templarios llevaban ya muchos meses adelantando material, poniendo los dientes largos o mareando la perdiz, según haya calado o no su producto en los distintos oyentes. Y lo que sí que han conseguido con tanto enredar es ser un hype antes de tener ‘Sun Estructures’ en la calle, que es un mérito. Y ahora que está en la calle y en el reproductor, el disco la verdad es que no está nada mal y es, sobre todo, muy resultón, porque es completamente cierto que clavan el estilo que imitan/reproducen/homenajean (la psicodelia británica de la segunda mitad de los 60), que los pocos cambios que aventuran sobre el modelo no desentonan y qué quizá, por fidelidad a los orígenes de la cosa, el disco acaba mostrándose demasiado monolítico, un poquito repetitivo y, hacia el final, cansino. Pero, vamos, que te lo pones tres veces seguidas sin problema.