Britt Daniel, el líder de Spoon, dijo hace poco en una entrevista que habían compuesto/grabado este álbum escuchando a Prince y el Lodger de Bowie (que como mezcla para pólvora no está mal); si lees críticas en medios (muy) prestigiosos, te dirán que el paso que han dado ahora los de Austin es muy similar al que dieron Arcade Fire con ‘Reflektor’ (un paso, por cierto, que parecía dado en un barranco hasta que nos hemos enterado de esto) y no sé dónde leche he leído que este ‘Hot Thoughts’ es un híbrido entre Radiohead y el funky.
O sea, que el disco gusta, pero confunde y, como está el patio, si algo nuevo de una banda vieja nos deja a los que escribimos de música (ya se sabe eso de que es como bailar sobre arquitectura) pegando tiros al aire, es que hay tema, hay sustancia y la cosa merece detenimiento.
‘Hot Thoughts’ es un disco extraordinario en la trayectoria de una banda veterana que (tocándonos muchas veces las pelotas a los que nos enganchamos a ellos con el Girls Can Tell) está empeñada en crecer y evolucionar, aun a riesgo de alejarse de lo que la clientela, la crítica y la industria esperan de ellos. Y es algo que Spoon pueden hacer perfectamente porque, a diferencia de Arcade Fire, no llenan estadios por sí mismos y, por tanto, no están paralizados por contratos muymillonarios ni compromisos megalíticos.
Spoon suenan a Spoon aunque se vistan de sintetizadores y, desde siempre, suenan muy poco parecidos a casi nada de lo que se escucha por ahí en la cresta de las listas de éxitos. Es decir, han conseguido ser una excepción, pero, gracias al cielo, nada de lo que producen parece fruto del ensimismamiento. Por eso, en este disco bailongo, de melena medio suelta, luminoso, brillante, con un bajo juguetón y prodigioso que hilvana con hilo de oro las diez canciones, pueden sonar como una mezcla entre Prince y los Talking Heads en ‘Can I Sit Next To You’ o -agárrate- como los KISS de ‘I Was Made For Lovin’ You’ en ‘Shotgun’ sin dejar por un momento de ser Spoon ni de ser simplemente enormes.