La mejor banda canadiense de los 90 (que no sabemos si es o no mucho decir), a la que la irrupción delgrunge arruinó el estrellato hasta el punto de hacerlos autogestionarios al cabo de los años y cuya mayor virtud es haber creído siempre en sí mismos, celebra sus veinte años en la carretera con un excelente disco que precisamente se llama las dos equis.