Shannon & The Clams son los prerrafaelitas del rock’n’roll. Si aquellos pintores ingleses consideraban que, después de Rafael y Miguel Ángel, todo en pintura era falso y amanerado, estos cuatro músicos de Oakland, California, parece que quieren decirnos que todo lo que hay después de Lennon & McCartney a ellos les importa una higa. Y, por eso, tanto aquellos prerrafaelitas como estos californianos se afanaron y se afanan en bucear en las esencias ancestrales.
Hace unas semanas reseñábamos un excepcional ejercicio de mimetización con el pasado de la mano de los franceses The Shuffles; lo de Shannon & The Clams viene a ser lo mismo en los resultados, pero no en las motivaciones, porque en el caso de los de Oakland se nota que este y los anteriores discos son un ejercicio de fe y los de la banda de Shannon Shaw son los oficiantes de un culto. Un culto al doo-wop, al rockabilly más dulzón, por supuesto a Buddy Holly y a Eddie Cochran, cómo no a los Everly Brothers y a todas aquellas bandas que inmediatamente relacionamos con la imagen más estereotipada de la música blanca norteamericana de finales de los años 50 del siglo pasado. Y si algo hay en su sonido que parezca post-Beatles puede ser el cierto regusto psych y garage que dejan unos teclados que, si ser disonantes, a veces funcionan como lijas detrás de unas melodías, por cierto, excepcionales.
‘Onion’ ha sido producido por Dan Auerbach, que ha recogido a los Clams bajo su ala y ha limpiado, pulido y abrillantado el sonido de la banda de igual manera que hacen esos fantásticos talleres mecánicos de la tele que dejan los coches clásicos más bonitos y relucientes que cuando estaban nuevos.