Hemos llegado probablemente un poco tarde a lo que parece ser uno de los debuts más interesantes del año pasado y (vamos allá) del momento presente. Un chaval de 23 años –Ellis Ludwig-Leone, universitario de formación clásica- ha compuesto los 17 temas que integran este álbum, dirige a los 23 músicos que han participado en el asunto, toca el piano, maneja todos los hilos y no canta ni una nota (porque sabe que mejor no debe, probablente).

Esta mezcla de talento y sabia modestia no son frecuentes y el producto que nos ocupa es una magnífica pieza de preciosismo barroco (a lo Sufjan Stevens, Bon Iver o Dirty Projectors) volcada sobre el concepto de un diálogo chico-chica magníficamente diseñado y ejecutado, con unos coros femeninos que parecen en ocasiones una (otra) sección angelical de viento y que, globalmente, halaga tanto al oyente en un principio como va a exigirle después.

por El Poleo