Siempre han existido bandas que, a pesar de tener una alta calidad en sus composiciones y de haber grabado álbumes que marcaron un hito en su género y que por ende influenciaron a otras bandas, no lograron alcanzar un nivel de éxito y popularidad que facilitase la finalización de su proyecto musical.
Al contrario que algunos de sus coetáneos, como Germs o X, The Gears fueron uno de esos grupos injustamente pasados por alto y que duraron poco tiempo en la escena de punk de Los Ángeles, pero que con un solo y soberbio álbum lograron quedar en la memoria colectiva local.
Esta banda nació en la ciudad de Los Ángeles a finales de 1978 con Axxel G. Reese como vocalista, la impactante guitarra de Kidd Soike, el bajista Brian Redz y el gran Dave Drive a la batería.
En 1980 lanzaron ‘Rockin’ At Ground Zero’, uno de los mejores artefactos independientes salidos de aquella escena. Un extraordinario documento donde la banda abrazaba con entusiasmo la parte rápida y ruidosa del punk agregándole toques de música surf, garage-rock, blues y el rock & roll de la vieja escuela. Un disco repleto de canciones con pegada e irresistibles que abarcan temas clásicos sobre coches, chicas y buenos momentos (Let’s Go To The Beach’ o ‘Darlin’ Baby’), la ansiedad adolescente (‘Teenage Brain’), la inquietud (‘Keep Movin»), el romance desesperado (‘Baby Runaround’, ‘High School Girls’) y desafiante actitud rockera hasta el final (‘The Last Chord’, ‘Rockin’ At Ground Zero’). Un disco reeditado por Munster Records hace unos años y que captura a una de las mejores y más infravalorados bandas de la época en una sólida colección de temas de puro punk rock de Los Ángeles.