Han pasado más de cuatro décadas del momento culminante de eso que se llamó New York punk, aquello que tuvo su ermita en el club CBGB del Lower East Side y a lo que humildemente dedicamos una playlist (muy celebrada, por cierto) hace unos meses. Cuatro décadas hacen ripio de cualquier movimiento cultural y no digamos lo que puede hacerse de una corriente musical, que, quiera o no, va a esta ligada al ‘negocio de lo que mola’, quizá la más voraz y desagradecida de todas las actividades económicas. Pero algo debe de tener el vino cuando tanto lo cantan, porque el caso es que desde finales de los 90 (y también arrancó la cosa en Nueva York con The Strokes, Yeah Yeah Yeahs, Interpol o The Moldy Peaches) no dejan de surgir bandas que visitan y revisitan aquellos sonidos y aquella actitud y, de entre ellas, un buen puñado lo hace con el debido respeto (faltaría más) y también como base para plantear algo más o menos nuevo, que es ciertamente lo que más importa.
Lo que hacen Public Practice (que son de Brooklyn y que provienen de dos bandas casi desconocidas, de nombre Beverly y WALL) se puede etiquetar como ‘art punk’, su grupo de referencia son claramente los Talking Heads, su línea roja temporal intraspasable estaría hacia 1980 y, con todo eso y un indiscutible talento, presentan un disco más que apañado que se llama ‘Gentle Grip’:
Claro que no solamente por la banda de David Byrne respiran los Public Practice (aunque en temas como ‘Cities’, ‘Underneath’ y ‘Hesitation’ resulte indiscutible), pues en ocasiones (‘Compromised’) es el sonido Blondie el que parece importar y en otros temas (‘Disposable’, ‘Each Other’) parecen rastrear sonidos a este lado del Atlántico, concretamente en los baúles de Siuxsie o de los Pretenders.
Así pues lo que tenemos es un disco-catálogo muy enfocado en un espíritu concreto (aunque un poco disperso si vamos con lupa de canción en canción), que resulta en conjunto una propuesta competente y de mucha calidad, además de algo juguetona, lo que aporta diversión a la escucha, y que no por ser tan directo en sus referentes deja de ser una experiencia gratificante con una dosis -muy justa- de novedad.