Pretenders nunca se fueron, pero eso es tan verdad como que en los últimos 20 años no han acabado de estar ahí, quizá porque eso es consecuencia del devenir natural de las cosas y, salvo que seas un rolling stone, lo más lógico. No obstante, en los últimos 4-5 años Chrissie Hynde ha estado más activa, puede que porque quiera cerrar a cierta altura su carrera -tiene 68 años- o quizá porque le da la gana y no preguntes. Así, en 2016 sacó bajo el nombre de la banda, pero siendo ella el único miembro original, un disco titulado precisamente ‘Alone’ que parecía más un vehículo (no malo) de Dan Auerbach puesto al servicio de Hynde y que contenía algunos temas entre la golosina y la curiosidad (‘Roadie Man’, ‘Never Be Togheter’, ‘One More Day’) que no estaban, como digo, nada mal pero que igualmente tampoco aportaban algo a la historia de Pretenders. Y el año pasado coronó su más bien caótica carrera en solitario con un disco de estandars de jazz y otras cover-songs al que quizá se le notaba demasiado la cocina y que se perdió entre querer ser fresco y querer ser clásico. Con todo, tanto en una entrega como en la otra, la personalidad de Chrissie todavía brillaba y las cualidades felinas de su voz seguían revelándose intactas.
Y ahora en este 2020 infausto por muchas causas pero por esta no, Pretenders han vuelto casi a lo grande y han recuperado a otro de sus miembros originales, el baterista Martin Chambers, para entregar ‘Hate for Sale’, un disco que sí está a la altura de la trayectoria de la banda o al menos sí está en conjunción con esta.
Vamos a decirlo del tirón: ‘Hate for Sale’ no es un discazo, pero tiene cuatro o cinco canciones que merecen de sobra el viaje. Las demás no están exactamente a la altura, revelan una cierta factura de compromiso, hasta algo de desidia y lo mejor hubiera sido (este sí que es un arreglo viejo) haber sacado un EP que sí que sí habría sido glorioso.
Bueno y ya metidos en el fangoso terreno de la ficción discográfica ¿qué meteríamos en ese EP o mini LP? Pues evidentemente habría que empezar con la afilada ‘Turf Accountant Daddy’ y la sedosa ‘You Can’t Hurt A Fool’, dos canciones que podrían estar en cualquier disco clásico de la banda y que hacen que estos 20 años ‘perdidos’ no duelan tanto. Luego irían al saco ‘Didn’t Want to Be This Lonely’, un tema de corte (muy) clásico que nos recuerda hasta a Bo Diddley, y la muy ‘policíaca’ ‘Lightning Man’, y para rematar, que no encabezar, la escoja pondríamos el tema que da nombre al disco y sí que lo encabeza, el enérgico pero no entusiasmante ‘Hate for Sale’, dedicada a The Damned, la banda punk más grande, al decir de Hynde.