Os debería dar vergüenza. 22 años imitando, saqueando, ‘Loveless‘, publicando discos con cara de haber inventado la gasolina, saliendo al escenario con cara de haber descubierto vida en Marte, yendo por ahí con arrogancia digna de Lord Byron, y viene ahora Kevin Shields, con la cara que se le ha puesto de bibliotecaria, y va el tío y saca este disco, con ¡material sobrante de entonces!, remasterizado y con alguna cosilla más, y os da sopas con honda en un terreno que, por visitado, habitado y hasta okupado, es ya mucho más vuestro que suyo.
22 años dan para mucha rapiña, pero también deberían haber dado para superar o al menos igualar el modelo. Y no habéis sido capaces. No podréis escapar ni ocultar vuestro bochorno. Aquí tenéis la evidencia, sufrid pues: