Mattiel

Mattiel es una joven norteamericana de Atlanta a la que la paciencia, la farmacia, los baños de avena y la música salvaron de una tremenda enfermedad de la piel provocada por una alergia medicamentosa. Durante los años en que estuvo hecha un cromo trabajó como diseñadora gráfica y otros empleos digitales que le facilitaron no estar demasiado expuesta a miradas, pero en cuanto se vio presentable llamó a dos amigos músicos del instituto y recuperó el sueño adolescente de ser una estrella de rock.

Lo del sueño no lo lleva del todo mal: dos discos en dos años, la bendición de Jack White, gira ‘mundial’ este verano pasado (estuvo en España en Madrid, Málaga, Valencia y en el Low Festival) y la bendita inquietud de saber que ha pulsado ya las teclas indicadas, tiene sobre sí todas las miradas que buscaba y que a partir de ahora todo depende de su talento y su voluntad.

Con una voz ‘reconocible’, porque en su garganta resuenan ecos de Nico, Patty Smith o Chrissie Hynde, lo que destaca en una primera escucha es la seguridad con que la de Georgia se desenvuelve en cada tema y como cada canción parece construida y orientada dentro de un proyecto y de una carrera que Mattiel quiere larga.

‘Satis Factory’ tiene un indudable tono de rock clásico, pero contiene suficientes elementos de renovación inquieta que dificultan atribuirle la etiqueta ‘vintage’ y además toca los palos justos para imposiblitar el encasillamiento. Así ‘Moment Of Death’ o ‘Milionaire’ encajarían en las referencias que antes hemos citado, pero ‘Je Ne Me Connais Pas’ o la euforizante ‘Keep The Change’ juguetean con el pop y resultan más contemporáneas. Y, por si faltan argumentos, tenemos guiños (y más que eso) al rock’n’roll con ‘Rescue You’ y al country con ‘Blisters’.

Y tiene unos vídeos cojonudos.

por El Poleo