En unos días se publica el segundo disco de este dúo escandinavo que hizo su debut en 2011 con el estimable Hearts, y lo que se vino anunciando (o ellos dejaron que se anunciara) como un cambio radical en su música no parece ser para tanto -y lo cierto es que tiempo han tenido hasta para hacerse rumberos-, pues, al cabo, han elegido tomar uno de los dos caminos (dream pop, electrónica) que recorrían en su primera entrega y abandonar el otro (shoegaze).
‘Chiaroscuro’ en su desarrollo es un cierto reflejo de su título, pues hay temas más accesibles o resultones que otros, pero donde le hace todos los honores al término italiano es en la construcción de las canciones, pues sobre una idea básica muy simple -la parte clara, casi naïf- se superponen, capa a capa, elementos, texturas y armonías que tratan (y consiguen) complicar y oscurecer el resultado, que no en toda su duración puede ser del agrado del oyente, pero que frecuentemente -en las partes más ‘espaciales’: es una debilidad- es perfectamente satisfactorio.