‘Luces y sombras en lo último de The Raconteurs‘ después de 11 años de parón’ sería un buen sumario/subtítulo para esta entrada acerca de ‘Help Us Stranger’ y, además, es muy fácil de explicar o eso vamos a intentar.
Todo podría ser tan simple como decir que White es la luz y Benson la oscuridad y además por unos medios inversos a esta asignación. Las canciones más sencillas, pop y con una producción menos efectista corresponden a Brian Benson y, no estando mal, no están a la altura de las ejecutadas por White. La mitad más famosa de The White Stripes tira de su argumentario para hacer lo de siempre, hacerlo como siempre y, sin embargo, hacerlo muy bien. De hecho, se puede decir que cada vez que Jack White se deja de inventos el rock resucita. Benson en cambio entrega un grupo de canciones deslucido y desdibujado, casi desganado, casi cohibido. O será que esto solo lo parece y solo es así por comparación y que además nos lo estamos inventando porque en los créditos los dos firman todos los temas, menos ‘Hey Gyp’, que es de Donovan.
En cuanto al conjunto (pues como conjunto se presenta) el álbum es de notable, incluso de notable alto, si lo consideramos dentro de la esfera del rock. Y dentro de esa esfera no tenemos problema ninguno con que no haya innovaciones, descubrimientos y enormes avances compositivos. Nos basta con que cada una de las doce canciones del disco podría haber sido compuesta hace tres o cuatro décadas y, además (además) nos gusta encontrarnos con referencias conocidas, con guiños al buen aficionado, con esa manera de hacer las cosas que entronca este disco con una tradición que ya espera pocas sorpresas.
Y, finalmente, quizá lo mejor del disco es que, a pesar de los altibajos, está concebido como un álbum, que hay intención, que hay progresión y hasta concepto (estético) y eso es quizá lo que más se agradece: que cuatro laboriosos artesanos hayan puesto su empeño en la construcción de una pieza completa, compleja y significante.