Si digo que cuando le des al play te esperan 78 furiosos, viscerales y exuberantes minutos de –ahí voy con la etiqueta- hardcore shoegaze post-punk opera rock que cuentan a través de tres voces (narrador + chico + chica) la historia de un obrero irlandés que prepara un atentado, probablemente levantes una ceja; pero si añado que es una de las experiencias musicales más intensas, vivificantes y refrescantes que puede tener a estas alturas un aficionado al rock, puede que la bajes. Te conviene.
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Y no dejes que la voz de Damien Abraham sea el árbol hardcore que te impida escuchar el magnífico y frondoso bosque de guitarras, imposibles de disociar entre ellas muchas veces, pero que suenan milagrosamente (Shane Stoneback do it) limpias, pletóricas y supervitaminadas. ¡Rocanrol!, como dice Coronado.