La versión 3.0 de Joshua Tillman -antes baterista mercenario (dice él) de Flex Foxes, antes desconocido cantautor folkie más bien sosito- ahora como Father John Misty va a ser la buena: primero porque mola (y él lo sabe) y segundo porque se mola (y nosotros lo sabemos: hay que tenerlos de hierro colao para titular un disco “Te quiero, osito de miel”) y se ha soltado el hombre, ha florecido y ha madurado del golpe (aunque la entrega anterior, muy buena, era un aviso) con este estupendo y exuberante disco.

I Love You, Honeybear es, además, extraordinario por dos, entre otras, muy relevantes razones. La primera, que, en contra de lo que se dice y decimos tantas veces, es una obra maestra, no fruto del desamor, como suelen, sino del amor pleno, de la absoluta adoración por la otra parte contratante, de cuya fascinada pormenorización somos testigos tema a tema. La segunda es que puedes perfectamente escribir un disco entero siendo fiel a tus raíces y exhibiendo abiertamente tus influencias (The Beach Boys, Harry Nilsson, Randy Newman, Jackson Browne, Joni Mitchell, Janis Ian, Paul Simon…) sin que el oyente sienta que se trate de un ejercicio de imitación o clonación (ahora tan frecuente), porque simplemente estás igualando -o superando, es decir, engrandeciendo- una magnífica tradición de la que, con todo derecho, ya eres parte.

Ni disco del año ni de la década: en estos tiempos tristes de digestiones rápidas y desmemoria crónica, I Love You, Honeybear debería ser preservado en una cápsula del tiempo.

por El Poleo