El séptimo disco de Dr. Dog (Filadelfia) es, desde luego, una especie de catálogo de las variadas posibilidades del grupo, un abanico compositivo y sónico completamente abierto, pero no tan tensado que pueda romperse el ‘país’, que es como se llama a la tela del abanico. Tiene un poquito de todo, casi todo bueno y agradable, casi todo inspirado, casi nada verdaderamente genial.
Pero, claro, a las alturas de una carrera de doce o trece años, es tan difícil esperar un pelotazo como fácil agradecer la permanente evolución y búsqueda de sonidos. ‘Be The Void’ es un disco honesto, maduro, quizá tímido en sus hallazgos, que satisface canción por canción, no en su conjunto, y que deja en general al oyente, aunque persevere, entre despistado y satisfecho.