Qué tendrá la pérdida, Señor Mío Jesucristo, que tendrá esa retorcida y venenosa mezcla de añoranza y sentimiento de culpa, qué válvulas, qué glándulas dejará fluir y qué mejunjes bioquímicos inundarán el ánimo para manchar de tan gloriosa manera aquello que el artista produce bajo sus efectos.

Ocho años ha tardado el señor Rice en sacar un nuevo disco, el tercero, y, siguiendo por la vereda argumental de arriba, ocho años en sacar la cabeza del agujero donde la metió después de su ruptura con Lisa Hannigan, ocho años en los que, no obstante, no ha estado parado ni encerrado en el desván de la casa de su madre, pero que sí han servido para que el público fuera lentamente olvidándose de él.

Puede entenderse este ‘My Favourite Faded Fantasy’ como un intento (a estas alturas, seguro que patético) de recuperar el amor perdido o, al menos, de parchear el alma, pero lo que hay que hacer de verdad con estas ocho canciones (con unas más que con otras) es disfrutarlas dejándose llevar el oyente por la torrentera de sentimientos, abandonándose a los arreglos de cuerda, entre el cielo y el melodrama, que, más que subrayar, arropan -especialmente- el final de las canciones dotándolas de una épica prodigiosamente agridulce.

por El Poleo