Brandon Welchez y Charle Rowell son Crocodiles, llevan en esto más de diez años, han sacado siete discos y, sobre todo, han superado con elegancia y buen hacer la pájara que de seguro se les vino encima hace poco menos de una década cuando algún rama visionaria de la crítica los ungió como la nueva nueva esperanza del rock y los portadores de la llama que encendieron The Jesus & Mary Chain en el origen (del mundo, qué menos).
Qué pena, no estuvieron a la altura del áruspice, pero que gusto, porque se dedicaron a hacer rock, a girar sin parar, a cambiar de vida, de continente, de disquera y de lo que sea con tan de mantener viva su pasión. Crocodiles son ya unos supervivientes y la prueba de su felina adaptación al medio es este ‘Love Is Here’, un disco que dos tíos de San Diego graban en México D.F. para una disquera de Estrasburgo. Supervivencia y globalización.
‘Love Is Here’ es esencialmente un muy buen puñado de pepinazos de rock en distintos sabores que -para gustos, los colores- gustarán más, menos o poco a según qué oyentes, pero que constituyen un conjunto muy solvente, sólido y sin apenas segmentos flojos. Es más, la alternacia entre el rock and roll, el garage, el pub-rock y hasta el rock de estadio de baja intensidad (o pretensiones) no solo estorba, sino que se agradece, porque demuestra la inquietud de estos norteamericanos y la amplia latitud de su paleta sonora.