Will Toledo es un chico de 23 años con pinta de empollón (eso que ahora se llama nerd) que ¡después de 11 discos! ha puesto por fin el Gran Huevo con este ‘Teens of Denial’ publicado por Matador hace un par de meses. Seguro que a Will le parecerá solo un poquito mejor que el anterior y justificará en parte el éxito por haberse puesto en manos de Steve Fisk, veterano productor de las grandes bandas de Seattle, porque, después de tantos intentos, la aclamación que recibe de pronto una obra de uno, obviando todo lo demás, debe de saber rara e injusta.

Tenemos que reconocer que apenas sabíamos nada de este virginiano prodigioso y que nos apresuraremos a bucear en su prolífico pasado musical, pero ahora toca hablar de este disco y este disco es fantástico.

De la misma manera que hace unos meses alabábamos el magnífico ‘Human Performance‘ de Parquet Courts o, a finales del año pasado, nos encandiló ‘The Most Lamentable Tragedy‘ de Titus Andronicus, tenemos ahora que admirarnos ante este monumental ‘Teens of Denial‘ e inevitablemente reseñar que, con solo estos tres discos, ya se debería estar hablando de la extraordinaria revitalización del rock estadounidense, que está produciendo ahora mismo títulos (clásicos instantáneos) de una extraordinaria calidad y, por cierto, bastante alejados del revival: si esta gente visita el pasado (que lo visita) es para intentar mejorarlo.

¿Y cómo se comprueba esto rápidamente? Pues basta con escuchar los demoledores 7 minutos y pico de ‘Vincent’, el segundo corte (y el vídeo de abajo), escuchar en bucle la feliz pareja que constituyen ‘Not What I Needed’ y ‘Drunk Drivers/Killer Whales’ o dejarte arrastrar a través de los (entretenidísimos y apasionantes) 11 minutos que dura ‘The Ballad of the Costa Concordia’.

por El Poleo