Beirut

Para unos, superada la sorpresa balcánica inicial, lo de Beirut en su tercer disco es un acomodado descenso de la banda  hacia “el infierno” del mainstream. Para otros, es precisamente el alejamiento del folclorismo y el acercamiento a los estándares pop lo que acaba por confirmar que Zach Condon y su grupo tienen un proyecto serio y de largo recorrido.

Para nosotros, es un alivio que no hayan caído en lo fácil, que hubiese sido confirmarse como los Fanfare Ciocarlia del indie (aunque ese cargo ya está cogido) y que luchen en cambio por un trozo del pastel con argumentos menos exóticos y especiados, que empalagan y luego repiten una barbaridad. Y lo que tenemos al cabo es un disco de muy buena calidad, de agradable escucha, cálido, amigable, confortable, sin estridencias, sin inventos, sin experimentos, muy británico (ellos, que son de Albuquerque, Nuevo México) y quizá sin riesgo, quizá sin gloria.

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por El Poleo