Nathaniel Rateliff

El anterior disco de Nathaniel Rateliff, el camionero que primero se metió a cantautor y luego ha resultado estrella del (clásico) rhythm and blues, fue, al decir del maestro Manrique, el mejor disco de 2016. En este, con la manita que le ha vuelto a echar el productor Richard Swift, Rateliff limpia, fija y da esplendor a aquel disco y entrega una segunda parte que -obviando el tópico- vuelve por los mismos derroteros, como decimos, pero aumenta y mejora casi todos los ingredientes que en su música y su estilo son ya habituales para regalarnos tres cuartos de hora de placer a través de 12 canciones llenas de fuerza y genio.

Soul, country, rhythm and blues, southern rock y una balada (‘Hey Mama’) que te pone la carne de gallina son los ingredientes de un álbum que es un regalo para los oídos y es de esos que reconfortan el corazón. Un clásico instantáneo, una referencia imprescindible y una de esas obras tan redondas que se pueden quedar meses, si no años, en el reproductor móvil, en el del coche, en el equipo de casa y en ese rincón de la cabeza donde guardamos los gozos seguros, que no secretos, porque ‘el bien es efusivo de sí’ y se derrama solo.

por El Poleo