70 minutos y 18 canciones de una suculenta amalgama de jazz, soul, urban, funk, sonidos étnicos y homenajes poco velados a Stevie Wonder podrían resultar agotadores y el oyente, de pura desorientación, acabar cansado, si no fuera porque, en este viaje loco, el mando lo tienen la voz y la personalidad de Nai Palm, la cantante, guitarrista y mariscal de campo de este combo australiano que entrega uno de los más interesantes discos del año. Y mucho más interesante cuanto más se escucha.

por El Poleo