El caso de Devonte “Dev” Hynes, a.k.a. Blood Orange, es realmente paradójico. Estamos ante un artista de poco más de 30 años con una trayectoria por encima de notable, que ha brillado tanto en solitario (en Lightspeed Champion antes de Blood Orange) como en compañía de otros, que ha compuesto para FKA twigsFlorence and the MachineThe Chemical Brothers o Kylie Minogue, que tiene postrada a la prensa musical y que, escuchado ‘a saltos’, o sea, de hit en hit, puede dejarnos estupefactos con el suave engranaje (groove, mucho groove) que construye con ritmo y melodía, PERO que, cuando te pones un disco suyo del tirón -sea este de ahora o cualquiera de los dos anteriores como Blood Orange- no deja de llamarte la atención el regusto a pastiche (vale: mixtape) que lo inunda todo y, especialmente, lo fácil (porque es clonación y no lo esconde) que es deducir las influencias de Hynes: de Prince, Michael Jackson, Stevie Wonder o Bobbie Brown a George Michael y hasta Madonna o Whitney Houston.

Y, ya puestos a hacer sangre, hay más pecados, porque -ya ciñéndonos a ‘Freetown Sound’– este es es un disco (que se hace) largo, porque tiene claramente cuatro o cinco temas del todo prescindibles donde, además, el pecado de pasticheo de Hynes se hace más evidente (‘Better Numb’, que cierra el disco, por ejemplo, o ‘Thank You’ un poquito antes).

¿Y qué es lo que salva la entrega? Pues perlas negras como ‘Best of You‘, ‘E.V.P.‘ (con Debbie Harry), ‘Desirée‘ o ‘But You‘, a pesar de haber convocado en vano para esta última al fantasma desganado de Jacko.

¿Que si merece la pena escucharlo? Por supuesto que sí. Otra cosa es darle la importancia y la trascendencia que le dan los medios anglosajones, claro que, mirado desde el punto de vista (absolutamente extramusical) de una obra de un artista negro que funde (otro mixtape) reflexiones y reivindicaciones raciales, sexuales y políticas, a ver quién es el valiente que le tose a Hynes.

por El Poleo