Ya sea entendiéndolo como un ablandamiento AOR del pop psicodélico, aunque áspero, de los tres discos anteriores, ya considerándolo como un paso lógico en la búsqueda de una repulida y preciosista perfección compositiva de James Mercer, a estas alturas ya único miembro original de The Shins, ‘Port of Morrow’ es un disco que no puede dejar indiferente a nadie, que sólo enloquecerá a unos pocos, pero convencerá a muchos y saldrá en muchas listas de lo mejor del año.
Y eso va a pasar porque, blandito o no, comercialote o no, trillado o no, plagiario o no, contiene un puñado de canciones que, tomadas independientemente, son piezas de altísima orfebrería musical que no se dejan precisamente obviar en su pureza y esplendor. Eso que se supone que busca siempre el pop, pero que tan pocos encuentran.