Jason Pierce/J. Spaceman/Spiritualized ya tiene su ‘Pet Sounds’, y no solo por el inmenso esfuerzo (‘al borde de la locura’, como él mismo confiesa) que le ha costado gestarlo, sino porque es el mejor disco de su trayectoria fuera de Spacemen 3. Sí, es mejor que el (un poco) cargante y (un mucho) sobrevalorado ‘Ladies and Gentlemen… We Are Floating in Space’ y es algo que mantendremos (en sintonía con su cada vez más descarado sarcasmo) hasta que tengamos una opinión diferente.
Es precisamente esa obsesión casi maniática (llegó a trabajar con 200 pistas distintas en un canción y con un portátil, a falta de estudio) en busca de un modelo que quizá solo haya estado en su cabeza y que culmina en un resultado donde lo primero que se percibe es belleza y perfección, mucho antes de reparar en la abrumadora complejidad de algunos cortes, lo que emparenta este ‘And Nothing Hurt’ con la obra maestra de Brian Wilson. Todo eso y también (y mucho) la sensación que tiene el oyente de estar recibiendo un regalo lleno de mimo, de delicadeza y de afecto.
Es por otra parte cierto que las letras no están a veces en esa línea tierna: ‘A Perfect Miracle’ es una cosa entre burlona y borde que te deja hasta mal cuerpo, como un caramelo de pega, dulce por fuera y un infierno por dentro (cuidado con mandárselo a la pareja) y ‘Sail On Through’ cierra el álbum dando a alguien hostias como panes con la mano enguantada en seda y merengue.
‘And Nothing Hurt’ es el mejor disco de Pierce porque es el mejor compendio de Pierce: belleza, perfección, obsesión, descarnada sinceridad, a veces solemnidad, a veces una intimidad casi invasiva, y siempre un enorme respeto a sí mismo y a su trayectoria. Decía antes de estrenar el disco que esta sería su última grabación. Creemos que cambiará de opinión.