Que Suecia es una de las primeras potencias mundiales pop-rock lo demuestran la historia y la cualificadísima cosecha anual que nos envía este país del norte, y también el hecho de que, de allí, muy frecuentemente, procedan artistas tan jóvenes, maduros y talentosos como difícilmente encontramos en otras latitudes (al menos en cuestión de números relativos). Este es el caso de Lykke Li, que ha presentado ahora su segundo trabajo, confirmando las expectativas y aumentando las alabanzas que produjo su primera entrega.
‘Wounded Rhymes’, producido por Bjorn Ytling (de Peter, Bjorn & John), es un excelente disco pop que conjuga simplicidad y lirismo con potencia y eficiencia. La percusión, que podríamos definir como electro-étnico-industrial, es la arena sobre la que Lykke Li despliega sus creaciones, en las que va alternando temas de enorme fuerza (Jerome o Get Some, que parece obra de una M.I.A. electro-escandinava) y otros de entregada fragilidad (I Know Places) con himnos (‘torch songs’ que se dice ahora) como Love Out Of Lust, seguramente capaces de incendiar auditorios, conformando y confirmando al cabo una obra que, sin salirse de madre en ninguna dirección (marca de la casa-patria musical sueca), lo tiene todo para quedar como uno de los mejores discos de pop que podríamos esperar este año.
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