El segundo puñetazo en la mesa de Íñigo Bregel este año, después del fabuloso disco de Germán Salto, es este -llamémoslo- prodigioso artefacto armado en colaboración con Anni B Sweet, cuyos afanosos esfuerzos por alejarse de la pubescencia poppie no deja de dar alegrías en los últimos años. ‘Burbuja cómoda y elefante inesperado’, ese disco que nadie se vio venir, es divinamente adulto, ambicioso, complejo, inteligente y valiente.
Con una estructura de musical o de ópera-rock, francamente infrecuente en la discografía patria, el disco se despliega en todo su alcance desde el primer segundo a través de los dos temazos con que arranca (‘He bebido tanto…’/’…Muerto de sed’), donde la banda y la cantante, muy generosos, nos muestran todas sus cartas y despliegan todo su armamento, ciertamente abundante: rock, pop, glam, psicodelia, jazz, swing, music-hall, opereta… haciendo una exhibición de poderío, coraje y cultura musical a la que, desde luego, no estamos acostumbrados en estas latitudes
Pero la cosa no se queda ahí y no todo es intensidad y músculo en este soberbio regalo que nos han hecho estos artistas. Porque, a pesar de todo ese ‘armamento’ al que aludía arriba, el disco no suena pesado ni cargante en ningún momento (‘Caballitos de mar’, ‘Tu pelo de flores’, ‘Vuelve a amanecer’) y, también, a pesar de podría ser toda una muestra petulante de lucimiento de, recursos, influencias, homenajes y refritos, ‘Burbuja cómoda y elefante inesperado’ no suena cargante ni pedante ni autosuficiente en ningún momento, es más, discurre de forma leve y ágil y la voz de Anni no hace sino mejorarlo canción a canción.
Si la evolución del pop español o el abandono de la nave indie va a venir por las influencias de los años 70, por los productos nacionales más adelantados, instruidos y perspicaces y, sobre todo, de la mano del coraje y la falta de complejos, vamos a tener que empezar al fin a dar palmas.