La electrónica es para la música como un buen libro de recetas de cocina: está ahí para que lo uses sabiamente y acabes comiendo y dando de comer mejor o mucho mejor. Eso es precisamente lo que Kenedy ha hecho en su ‘EP 2013’, que tan solo hace unos días nos ha regalado. Al contrario que algunos (o muchos) grupos que acaban ‘tirando de máquina’ cuando se les acaban las ideas y subordinan su sonido y su identidad a los designios de los cables, lo que ocurre con la muy inteligente, inspirada (y por lo tanto contenida) incorporación de sintetizadores, ambientes y bases electrónicas al sonido de los navarro-sevillanos es que este crece y se abre a ofrecer sensaciones frescas y distintas, se enriquece en matices, se endurece un poco, se tonifica otro tanto y acaba siendo un menú-degustación de cinco platos absolutamente magnífico.
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