Michelle Zauner tenía dos discos más bien de bajona (que por cierto gustaron mucho) y con el tercero, este, quiso sacudirse los velos de la melancolía, pero, ay, fue al planeta entero al que entonces le vino la bajona del COVID y Michelle tuvo que meter su ‘Jubilee’ en el frigo para poder sacarlo en un clima más propicio.
Eso fue hace menos de un mes (aunque ya había adelantado material) y lo suyo ha sido una de las más gratas y luminosas sorpresas de lo que llevamos de este 2021.
Pocos discos encontramos actualmente tan honestos desde el minuto uno, ese en que se inicia ‘Paprika’ y el mundo sónico de Zauner se va desplegando lenta y serenamente como la cola de un pavo real a través de la calculada y elegante superposición de bases, voz, teclados, percusiones y coros hasta estallar con unos más que amables vientos. Por todo esto, la canción, además de una delicia, es una declaración de intenciones: Michelle Zauner ha venido a transmitir alegría y emociones puras. Si no estás de humor, ‘Jubilee’ no es tu disco.
Además de su contagioso optimismo, otra gran virtud del disco es que desenvuelve sabiamente su oferta a través de lo que podríamos llamar el ‘canon mainstream’ del pop, reuniendo sonidos de las cuatro o cinco últimas décadas (disco, pop ochentero, indie noventero, erambí, pop electrónico) sin que nada resulte fuera de lugar y sin que nada suene viejuno. Ni esa joya retro a lo Bacharach que es ‘Kekono IN’ desentona ni resultan impostados los arreglos clásicos de ‘In Hell’ o ‘Tactics’ y todo resulta ameno y confortable como un masaje en una permanente incitación al goloseo. Una maravilla.