He leído unas declaraciones de Monáe en las que afirma que este ‘Dirty Computer’ es el disco que tendría que haber sacado antes de ‘The Archandroid’ (2010) y no le voy a quitar razón, aunque ella, en esa entrevista, hablaba del concepto, de los textos del álbum (como en casi todas las críticas que leo: parece que, en vez de un disco, ha sacado un libro), y yo estoy pensando solo en la música.
‘Dirty Computer’ sería un más que aceptable disco de pop si no estuviera firmado por Janelle Monáe y sería un disco genial de pop, soul-pop, urban, erambí o lo que sea, si no existieran Beyoncé, Katy Perry y hasta Rihanna. Pero la trayectoria de Janelle es la que es y todas estas señoras existen, y cuando oyes el single ‘I Like That’ y notas que te suena tanto a tantas cosas, convencionales por manoseadas, te entra una bajona y te sube un estupor que no lo salva ni ‘Make Me Feel’, que sería puro Prince si no fuera porque Janelle parece que imita a Katy Perry.
¿Qué explicación hay para una rebaja tan profunda en la autoexigencia y en las ambiciones? ¿Por qué una artista madura con bagaje notable y unas expectativas (nuestras, al menos) tan altas se deja enredar (sí, echemos balones fuera) en este encarrilamiento, en esta asimilación al mainstream? ¿La pasta? ¿El divismo? Mira, de esto hay mucho en casi todos los vídeos que ha ido sacando y ha mezclado (a ver si os suena) en una ‘película’ de casi una hora.