Brazilian Girls

Brazilian Girls no se fueron, estaban criando, mucho: nueve criaturas entre los cuatro componentes de la banda, cada uno con su pareja, en tres países y dos continentes distintos. Un desfase. Y, así y todo, siguieron viéndose y tocando cuando podían o lo que les ofrecían les hacía poder y, también, si aparecían temas nuevos, alquilaban unas horas un estudio, allá donde estuviesen, y se apresuraban a grabar una maqueta.

Y esto debe de ser así porque, si no, no se explican los casi tres años que median entre el lanzamiento del single The Critic, que anunciaba su vuelta, y el disco que la confirma. Y el hecho de ser probablemente el disco más ecléctico de la banda (el cuarto, que se suma a los tres publicados de manera regular en la primera década de este siglo) también viene a confirmar esa manera de trabajar con la que han solucionado la conciliación familiar, laboral y artística.

Pero, con todo, es un disco muy divertido, sorprendente por lo variado y porque la variación no implica pérdida de calidad ni de autoexigencia y es también muy de Nueva York, o sea, descarado, autosuficiente, hedonista, un poco petardo, un poco distante, muy autorreferente, sarcástico y lleno de genialidad, de la que lo es y de la que lo parece.

‘Let’s Make Love’ se podría calificar perfectamente como pop-rock, si no fuera porque la etiqueta debe de contagiar la peste bubónica, ya que nadie la usa hace años, tiene además electrónica, dance, su puntito punkie, sus notas exóticas, sus aires jamaicanos y brasileños, un buen uso de los arreglos para viento y, por encima de todo esto y de lo de más allá, sobrevolando, mandando y marcando el camino, la voz estupendísima de Sabina Sciubba que, como tiene que ser, canta en inglés, italiano, español y francés. Una diva del tamaño de la Torre de la Libertad.

por El Poleo