Llevamos ya unos años siguiendo la ruta de Aaron Lee Tasjan en busca probablemente del propio Tasjan y creemos estar en condiciones de concluir que el encuentro se ha producido, lo que no debería significar que el viaje haya acabado. Dios no lo quiera.
La nueva entrega del norteamericano, que proclama desde el título ese hallazgo que decimos, no marca con el disco anterior diferencias tan notables como había entre ese y el de 2016, ‘Silver Tears’, quizá porque en este ofrecía el de Ohio todas las cartas con las que pensaba jugar para convertirse en el Harry Nilsson del siglo XXI o el Paul McCartney de Nashville y ahora, que parece que lo ha conseguido, hay menos sorpresas y se dedica a disfrutar de su logro y de la reciente incorporación a sus referencias de los Kinks y Tom Petty. Lo cual, como siempre y de la mano de Tasjan está muy bien, porque él nos ha mostrado con mucha habilidad que las influencias las sabe digerir de forma óptima y aprovecharlas para mejorarse.
‘Tasjan! Tasjan! Tasjan!’ es un disco que, aunque mantiene todavía tímidos ecos de americana, ya es completamente un disco pop, pero probablemente no tenga ni un microgramo de cultura mainstream. Lo de Tasjan es vocación de construirse un subgénero para su uso y nuestro disfrute, donde, si bien la tradición está a la vista y no se oculta, esta se aprovecha y -si puede ser- se mejora o se le otorga un aire renovado, siempre empujando hacia adelante y forzando al oyente a seguir las pistas mientras a veces se asombra (ahora un poquito menos) de ciertas asociaciones y de muchos óptimos aprovechamientos.