Muchas veces los mejores regalos son los que uno se hace a sí mismo. Hay que estar muy idiota para no saber de lo propio más que cualquier otro ser humano y poder así dar en la diana del acierto. Van Morrison, que, como sospechábamos, parece que se está dando un festín de despedida recorriendo los géneros y las canciones que lo han hecho como cantante, músico y, probablemente, persona (aunque con esto último habrá muchas voces discordantes), con ‘Versatile’ realiza una cariñosa y cuidadísima visita a los estándares de jazz y pop de la música americana a los que añade, con bastante acierto, seis temas propios y, además, recorre con su saxo alto cada una de las 16 pistas de un álbum quizá todavía más equilibrado y atinado que ‘Roll With The Punches’.
Si alguien tiene la tentación de comparar este gesto/disco de el león de Belfast con los intentos y casi mamarrachadas de Bob Dylan o Rod Stewart sobre el mismo material tiene que saber que ni por asomo el resultado es comparable. Dylan y Stewart vienen de visita a un género y un patrimonio musical que les son ajenos (y así les luce), en cambio, Morrison, desde hace más tres décadas está instalado en el clasicismo, y en la pulcritud, su sonido ha buscado encontrarse con una tradición que venera y en sus directos siempre ha metido (y sin calzador) alguna referencia del American Song Book.
Grabado -a pelo, por supuesto- en el salón de baile de un hotel irlandés con un septeto de jazz (batería, bajo, guitarra, teclado, trombón y saxos), ‘Versatile’ incluye 9 versiones de estandars americanos (Porter, Gershwin, Dixon…), seis temas propios y una versión de una canción tradicional gaélica (‘Skye Boat Song’, muy popular últimamente por sonar en el main title de la serie ‘Outlander‘) y, sin ser ni pretenderlo, uno de los grandes discos de Morrison, es sin embargo un festín para los sentidos, una joya para regalar y regalarse y -lo mejor para quien esto escribe- ese disco que dejas siempre ahí en el reproductor, sin borrar, como un imprescindible ‘fondo de armario’ al que recurrir cuando la cosa -cualquier cosa- se complica.