En el Sonideros de Radio 3 me descubrieron el otro día Rock Swings, de Paul Anka, un disco producido en 2005 donde el otrora ídolo juvenil devenido ahora en crooner repasa en clave de jazz-swing un puñado de hits del pop y el rock de los 80 y los 90. El producto es notablemente irregular, porque en algunos casos, como el del tema que abre el disco (Eye Of The Tiger, de Survivor) los arreglos le hacen un flaco favor a la pieza (tampoco se escapan de la apisonadora Jump, de Van Halen, o Smells Like Teen Spirit, de Nirvana; sin embargo esta última, por bizarra, no conviene perdérsela), no obstante hay otros arreglos (por cierto, de Randy Kerber) que están perfectamente a la altura de las mejores versiones swing que hizo Sinatra en los 60 (Something, de The Beatles, o You Are The Sunshine Of My Life, de Stevie Wonder, se me ocurren) y son Wonderwall, de Oasis, It’s A Sin, de Pet Shop Boys, o Eyes Without A Face, de Billy Idol, especialmente en estas dos últimas –y aunque parezca sorprendente- Anka y la big band “desnudan” la melodía y redescubren dos temas que aparecen prácticamente nuevos.
Algo parecido me pasó con Like An Angel, de Abba, en el muy recomendable disco que hicieron la mezzo-soprano Anne Marie Von Otter y Elvis Costello (For The Stars, 2001), y es que, aunque no es lo mismo el swing que la ópera, el resultado es similar: se alcanza la sencillez a través de grandes gestos musicales, la pureza mediante la demasía.