Todos esos / todas esas con la capacidad o la necesidad de sumergirse en las ondas de la música, esos y esas que ven colores en las melodías o que se deshacen y fusionan con los sonidos de las canciones… esos y esas para los que la música nueva sigue siendo una gran adicción o quizá el motor que mueve sus vidas… Todos esos y esas quizá encuentren en el último disco de Kurt Rosenwinkel un chute más que satisfactorio. Reconozco que a mí me pilló vulnerable, por suerte solo soy un yonqui de la música, pero este disco me rescató de unas odiosas migrañas con las que a veces debo convivir.
Este disco de nombre tan atractivo como ‘Searching the continuum’ lo firma uno de los guitarristas más sobresalientes de la historia, esta vez acompañado por Tim Motzer y Gintas Janusonis. Un trío de jazz a primera vista, pero que con tal calidad trasciende los límites del estilo y relegan a este álbum a esos estantes de música donde van a parar todos los álbumes inclasificables.
Uno de los grandes atractivos y que convierte a esta banda llamada Kurt Rosenwinkel, Bandit 65 es que improvisan, pero a un nivel cercano a las estrellas. El disco es una compilación de las performances que hacen en sus actuaciones. Estocolmo, Madrid, Viena, Los Ángeles, Berlín o Filadelfia son las ciudades desde las que este trío lanza sus naves espaciales para sondear el continuo espacio tiempo y en forma de texturas, ritmos y atmósferas, colorear un universo adictivo. Cercano a aquellas actuaciones de Miles Davis y sus bandas, aquella época ya setentera donde el jazz comenzaba a asimilar que la textura del sonido también importaba, que no todo era colocar las notas de forma precisa, si no que también se incidía en la atmósfera, en la textura del sonido y se abrazaba de forma armoniosa ese concepto de pintura sonora.
Este ‘Searching the continuum’ es de esos discos que en los primeros cortes te descolocan, que a medida que se desarrolla te va envolviendo y atrapando, para dejarte completamente enganchado cuando termina. Además un aspecto muy curioso son los instrumentos que usan. Para los que no conozcan a Kurt Rosenwinkel, aparte de tener uno de los fraseos guitarrísticos más solventes y originales que un servidor haya escuchado, suele hacer eso de cantar lo que toca al mismo tiempo. Ese matiz le da una textura muy particular a su sonido. Si sumamos sintetizadores, guitarras electroacústicas, baterías, percusiones y demás electrónica, estamos ante un sonido único.
En definitiva todo esto es una invitación, un ticket a lo desconocido, un billete a sabe quién dónde…