Kamasi Washington

Este minielepé de Kamasi Washington, después del desmesurado (en el buen y en el mal sentido) ‘The Epic’ (2015), tiene un par de extraordinarias virtudes que lo convierten en uno de esos ‘discos de jazz para quienes no les gusta el jazz’. La primera es la simplicidad -unida a la brevedad, que hay que decirlo todo-, pues, a la manera de unas ‘variaciones’, el disco consiste en un delicioso enredo con una melodía -casi un leit motiv– a lo largo de cinco temas breves -el más largo no llega a cinco minutos- y un desarrollo final, de 13 minutos, en espiral, donde el artista apura hasta el límite (los coros, otra vez) la idea musical desde la que partió en el inicio. Esta reincidencia, ciertamente extraña en el jazz, no resulta en absoluto redundante, pues la maestría de Washington y del pedazo de banda que lo acompaña estruja en material sónico hasta sacarle la última hebra y en esa capacidad de extracción, variación y ofrecimiento es donde reside el auténtico disfrute, de ellos y de nosotros.

La segunda virtud es el enciclopedismo (sí, en 32 minutos). A lo largo de los seis temas, cualquier oyente avisado (o sea, con sus gloriosas horas de escucha a las espaldas), puede distinguir sin demasiado problema las huellas de Coltrane, de Rollins, de Jobin, de Quincy Jones, de Grover Washington Jr. y comprobar que este joven, esforzado y pluriempleado saxofonista californiano, ‘a pesar’ de no actuar ni publicar dentro de la esfera del jazz (eso lo hace donde publica y actúa su generación, que es la del hip hop), mantiene bien engrasados los engranajes que lo comunican con la tradición y que le permiten componer y tocar en su estela, abriendo un sendero de esperanzadora continuidad que ojalá siga ofreciendo frutos como el presente y cuaje, fecunda otra vez, en la comunidad afroamericana.

por El Poleo