Gracias a la lista de Mojo, una de las primeras en recoger ‘lo mejor’ del año, descubrimos hace unas semanas este magnífico disco de este estupendo, novato y sin embargo muy maduro intérprete norteamericano que ha pasado -digamos- incomprensiblemente desapercibido entre el mundillo crítico europeo y español, al que muchos (comprensiblemente) le achacarán un más que evidente vena sprinsteeniana y de quien conviene destacar la incuestionable calidad de su propuesta y eso que tan bien queda del renovado clasicismo. Muy bueno, de verdad.