Eddie Prévost (fundador de AMM) y otros músicos de su generación curtidos en el mundo del jazz, en la década de los 60 quisieron romper de forma abrupta y radical con toda esa música en la que se habían formado y educado. Quisieron romper todas las ligaduras existentes con esos lenguajes y armonías y empezaron a forjar y a crear un nuevo género que hoy (50 años después ) se conoce como Improvisación Libre.

Sí, género musical, aunque al parecer después de medio siglo de andadura y de existencia parece que no es en absoluto aceptado socialmente y es bastante desconocido y poco valorado. Respecto a ese debate hay un libro bastante interesante llamado “Fear of Music” de David Stubbs. Precisamente en él se 431465_3086991046172_1005790544_32949036_1466973215_nhabla del arte moderno, fenómeno de masas, y de los artistas conceptuales que disfrutan de estatus de celebridad. Sin embargo, mientras que el público en general no tiene problemas para abrazar la vanguardia y el arte experimental, hay una resistencia a aceptar la música experimental, aunque ambos nacieron al mismo tiempo y en circunstancias similares.

Pues bien, después de que ha pasado todo este tiempo y con todos estos inconvenientes, la improvisación libre tiene (aunque siempre en minoría) un número considerable de adeptos que luchan por hacer un hueco para este tipo de música. Aunque hay diferencia de matices, como es lógico después de tanto tiempo, entre la nueva generación de improvisadores y los pioneros como Eddie Prévost. Todos hemos interiorizado su concepto de entender la música, pero, a diferencia de ellos, esa nueva generación de improvisadores (entre los cuales me incluyo) tenemos una tendencia a integrar otros géneros musicales que los pioneros rechazaban radicalmente. Creo que esa es una tendencia lógica después de haber pasado tanto tiempo. Todo parece repetirse de forma cíclica y en el mundo de la improvisación libre pasa lo mismo. He podido observar al cabo de estos años que le concepto inicial impuesto por los pioneros corre el riesgo de convertirse en una regla más y en una nueva barrera que te impide ser libre. ¿Contradicción? Por eso, unos cuantos de nosotros, improvisadores libres convencidos y seducidos por esa música, intentamos incorporar otros elementos que vengan de otros géneros. Lo bueno es que nos ha salido poco a poco de forma natural, nos lo ha ido pidiendo el cuerpo. A ver si con esos pequeños matices podemos romper la barrera entre el músico y el público. Por supuesto, siempre sin dejar de practicar lo que más nos gusta: La Improvisación Libre.

Vean lo que sigue, donde se puede ver y oír una pequeña muestra de una sesión de improvisación libre con elementos de otras músicas, entre ellos, por ejemplo, el ritmo; algo fundamental para enganchar a la audiencia:

Y en este otro ejemplo, especialmente, las piezas 2, 3 y 7.

Atentamente, Arín Dodó (www.arintonadodo.com/contacto/ )

por El Poleo