(J.G. Entonado vuelve a hacerse verbo entre nosotros)

Alfonsino Retorní (argentino, spankee por vocación; adicto a los latigazos y a la autoflagelación y miembro usual del círculo de conocidos del Sr. Arín Dodó), salió a pasear una tarde al perro de su querida Rosaura (tarea que él acepta con santa devoción). Ella le puso esa penitencia para expiar el pecado que cometió el “atolondrado” Alfonsino al irse temporalmente con una chica de barrio más joven que él, y así encontrar miles de azotes que conformasen su estructura muscular. Ya ven, ella nunca le perdonó, pero tuvo esa deferencia.

Como decía, Alfonsino estaba paseando al perrito cuando empezó a oler por todos lados a estiércol. Ese olor en su juventud le atormentaba el olfato, pero ahora, ya en el principio de su ocaso, parece que sus pituitarias lo aceptan con agrado. No sabe si ese cambio se debe a la edad o a una manera distinta de enfrentarse sus sentidos a la realidad. Digo esto porque a medida que completaba el paseo, a la vez que recogía con una bolsita las cacas del perrito y éste le alegraba la vista con una perspectiva frontal de su ojito trasero, Alfonsino se preguntaba también acerca de sus gustos musicales y de la concepción que tiene actualmente de ese arte.

Antes, cuando escuchaba a tipos como Mick Hucknall, el cantante pelirrojo de Simply Red, cantando temas como Heaven o Holding Back the Years se le erizaba la piel con esas piezas de soul refrescante que le hacían más llevaderas sus solitarias noches en busca de una “ama”. Otros temas como Red Box o Look At You Now le imprimían el ritmo apropiado para recibir los ansiados azotes. Y canciones como Jericho o la misma Picture Book le daban la tranquilidad y relajación necesarias para esperar entre sesión y sesión de rutina sadomasoquista. En esa época todo eso estaba muy bien, pero ahora, en los tiempos que corren, Alfonsino piensa que ya no merece la pena volver hacia los mismos pasos. Está cansado de la “dictadura” del compás 4 x 4, de las armonías típicas y de los cambios previsibles de tonalidad. Al igual que hay que disfrutar del sexo en toda su extensión, opina Alfonsino, también hay que explorar otros caminos musicales más extensos.

Por eso no escucha ahora tanto a Simply Red ( su primer disco Picture Book, que según Alfonsino es el único que merece la pena de su discografía) y a otros grupos como The Cars, cuyo primer disco también es excelente, con canciones como My Best Friend’s Girl o Just What I Needed, piezas nuevaoleras como pocas. ¡Vaya pedazo de disco! Y eso que Ric Ocaseknunca quiso ser músico (será también procesador de ideas, como otro conocido del Sr. Dodó…)

Alfonsino ahora prefiere músicas como las de Ravi Shankar, en discos como The Sounds Of India; sin una tonalidad determinada, sin armonías fijas y casi todo dejado a la improvisación libre y expansión del espíritu.

Ravi Shankar ha dicho alguna vez que se siente infeliz porque nunca llega a donde quiere llegar. Bueno, así está también Alfonsino. Nunca está satisfecho por mucho que le zurren. Que le vamos a hacer… la vida es imperfecta y siempre está llena de incertidumbres. Espero sinceramente que tanto Ravi Shankar como Alfonsino Retorní se encuentren alguna vez a sí mismos y uno se encuentre en la pureza en sus sonidos y el otro en su sufrimiento y en la pesadilla de los latigazos.

Atentamente

J.G. Entonado & Arín Dodó

por El Poleo