Vuelve a hacerse palabra entre nosotros el sublime J.G. Entonado.
El 18 de mayo de 2010 hizo 30 años que Ian Curtis dejó el mundo de los vulgares mortales para ascender al paraíso de los personajes legendarios. La voz de Joy Division no sólo ha removido los espíritus musicales con canciones como Decades, Colony o Heart and Soul, sino que también ha dejado influencias en los comportamientos y en las actitudes de más de uno. Ahí está el ejemplo de Don Estanislao Ortíz de Guevara, aristócrata venido a menos engalanado siempre con su frac y su chistera, ferviente admirador de Webern y de otros discípulos aventajados de Schöenberg. Quedó casi rendido a los pies de Curtis cuando se enteró que éste se había suicidado de una manera tan discreta y cortés. Esto es debido a que el hombre está obsesionado con la educación y la cortesía. Hace tiempo no du en amputarse el brazo izquierdo e implantárselo en la cabeza para, al saludar a una dama, obtener así el grado máximo de galantería y caballerosidad: a la vez que hace una reverencia y se quita la chistera, le ofrece su mano.
Don Estanislao, como estoy diciendo, es un obseso de la urbanidad y el comportamiento correcto; por eso no puede tolerar acciones como las de Jim Morrison, Jimmy Hendrix o Janis Joplin¿qué ese eso de hartarse de alcohol y asfixiarse con una vomitona propia? No es elegante morirse de una sobredosis. Incluso hasta el método de suicidio de Ian Curtis, aunque discreto, no deja de ponerlo en duda, ¿qué es eso de ahorcarse?.
¡¡Eso lo puede hacer cualquiera!!
Le parece mucho más sofisticada la guía didáctica para el suicidio recomendada por su amigo, el Sr. Arín Dodó. Don Estanislao espera que la disfruten y, si la ponen en práctica, habrán conseguido, al menos, ser personas especiales y con clase. Ahí la tienen, con letra y con música:
GUÍA DIDÁCTICA PARA LLEVAR A CABO UN SUICIDIO SOFISTICADO
Si quiere convertirse en una persona especial, y no del montón, siga con todo rigor estas normas; y deje los suicidios vulgares para otras personas de menor rango que el suyo. Nada de tirarse por una ventana o ahorcarse. Esto no lo podría permitir la empresa número uno en suicidios colectivos.
1º. Permanezca de pie en un paredón. Éste lo puede adornar, si gusta, con una bandera de su país (es un detalle bastante honorable).
2º. Coja una pistola, de un calibre considerable, y apunte con ella al espacio que está enfrente de usted.
3º. En dicha posición (en la opuesta a la que usted ocupa) coloque un espectrómetro de masas dotado de un campo magnético.
4º. Dispare. Dicho campo magnético conseguirá que la bala cargada cambie de sentido su trayectoria y se dirija hacia usted.
5º. Si puede soportarlo, espere a que la bala llegue a su destino.
6º. Cuando esto ocurra, usted habrá entrado en la nada desdeñable lista de personas privilegiadas e inimitables. Será envidiado por todos, puesto que habrá tenido un suicidio único y original.
Esperamos que todas estas indicaciones hayan sido de su agrado. Si desea conocer las condiciones del contrato, no dude en ponerse en contacto con nosotros.