Entretenido y, por momentos, brillante fruto de la incontención, fragmentario y redundante, exuberante y épico, a un golpe de timbal de rock de estadio; shoegazing y tecno-pop, Beach Boys y Phil Collins, Vangelis y Peter Gabriel, Moby y Mike Oldfield, lo incontestablemente bueno del último disco del dúo francés es que ha conseguido que nadie esté de acuerdo con nadie. Claro es que resulta difícil que dos o tres o cuatro oyentes bregados saquen una opinión parecida o igual de este fenomenal gazpacho.

por El Poleo